La paz es una construcción única personal y social.
A la paz no sólo nos lleva la tranquilidad espiritual, sino acciones concretas que nos sumergen en un silencio genuino.
Ahora bien ¿Quién puede tener paz con hambre? Sin techo sobre sus cabezas, sin educación, sin nadie que lo contenga, y vele por él o la, les.
Quién puede si es hostigado, castigado día tras día por ser pobre, morocho, sin educación ni recursos. A ellos la sociedad toda en su conjunto le debemos una explicación y una mejora, igual para los viejos, ¿qué pasa con ellos? A determinada edad son descartados por la sociedad, marginándolos, dejándolo de lado. Esperando la hora de que ya no molesten, y se mueran de una buena vez. ¿Es eso lo que se espera inconscientemente? Piensan no llegar a la vejez , porque esto se seguirá repitiendo en forma indefinida.
Ahora bien ¿y los niños, las mujeres? ¿ Qué lugar les asignamos? Los vamos a abandonar, entonces ¿qué clase de futuro tendremos? Donde quedan los derechos de tantos géneros.
Ni hablar de nuestra historia, como nos presentamos como pueblo al mundo, quiénes somos, cómo somos, en eso se para nuestra cultura, en la raíz de quienes somos.
Esto es un reflejo de lo que nos pasa, para mirarnos y reflexionar.