“Es necesario cierta dosis de ternura
para comenzar a andar con tanto en contra
para despertar con tanta noche encima.
Es necesaria cierta dosis de ternura
para adivinar, en esta oscuridad,
un pedacito de luz”.
Declaración de principios Ezln
En Santa Fe, existe un grupo de mujeres que elaboran libros con sus manos, para acunar una esperanza de dignidad, que ofrezca un lugar para todes.
Libros que circulan y se multiplican, sin distinción ni privilegios.
Así las conocí, hace algunos meses, dentro de este encierro que puede ser mortal pero, algunas veces, genera estos encuentros que nos acercan y rescatan.
Un proyecto me conmovió particularmente, un libro “Shotainá”, que significa en Qom “estoy aquí”, vivencias y metáforas escritas en primera persona y en lengua madre por jóvenes QOM.
La Editorial “Legüera cartonera”, está conformada por 7 mujeres: Micaela Piccini, Lucila Bianchi, Susana Ocampo, Viviana Gerboni, María Elena Kessler, Belén Gil y Mercedes Trevisan.
Hablamos con las Legüeras, principalmente, con dos de ellas, Lucila Bianchi y Micaela, Piccini, quienes se ofrecieron, con mucha amabilidad y predisposición, a brindarnos esta entrevista y contarnos acerca del origen, la organización y las ideas principales, que las llevaron a crear “Legüera Cartonera”.
“En febrero del año 2019, a partir de la iniciativa de Micaela Piccini, que es bibliotecaria en una escuela de la ciudad de Santa Fe y promotora de la lectura” nos cuenta Lucila que “convoca a Susana Ocampo, artista plástica y a mí, que tengo un perfil más vinculado al trabajo social en territorio, para formar Legüera.
El objetivo era y sigue siendo, desmitificar al libro como un objeto limitado a determinados ámbitos calificados, tanto en su confección, como en su contenido y lectura. Volverlo algo flexible, cercano, apropiable a cualquiera que se le quiera animar. El cartón juega un rol fundamental en esta mirada. Pensamos el acceso al libro como un derecho, y su circulación necesaria para hacer un mundo más lindo”.
Micaela, nos dice al respecto:”Voces y miradas diversas, que cuenten de nosotres y de muchos mundos más. Por eso, pensamos este proyecto, como parte de la cultura, en la idea de visibilizar y abrazar voces, muchas veces silenciadas y miradas desde el poder opresor.
En este texto dejamos una postura política, de por qué elegimos y hacia dónde queremos ir con la edición de este tipo de textos”.
¿A qué se debe el nombre y cómo lo decidieron?
Lucila: “Legüera es una feminización de bombo legüero. Dicen que su nombre tiene que ver con que se escucha a una legua, y es un juego de palabras y significados, que grafica nuestro objetivo: que se escuchen a lo lejos, las voces que editamos en legüera”.
¿De qué manera surgen los libros, a partir de qué ideas se elaboran y editan?
“Tenemos como dos líneas de acción” nos cuenta Micaela “Una que nos da mucho placer hacer, es la reedición de poemas, Y otra, son los proyectos con colectivos sociales, que nos permiten hacer un trabajo más detenido, preguntarnos y decidir por qué queremos trabajar con esos grupos y qué queremos contar.
En este proceso de trabajo colectivo, va surgiendo el contenido y las tapas de los libros. Nos interesa también, acompañar las presentaciones, estar al lado de las autoras y los autores”.
Shotainá
“Somos los guardianes del perfume de nuestra
tierra. Los hacheros se acercan del todo, se trepan y
podan. Sentimos el desprendimiento de una rama que
cae. Perdemos ramas, flores, colores y los pájaros
huyen, pero no perdemos el perfume… porque no
perdimos la tierra, porque la tierra es de quién la huele.
Y nosotros la sentimos y respiramos tanto como un árbol
del Impenetrable la huele y respira.”
Shotainá
Lengüera cartonera, es una editorial que apunta, justamente, a visiblizar y transmitir voces silenciadas durante muchos años, como lo es “Shotainá”, un proyecto colectivo de un grupo de jóvenes Qom. Me gustaría que nos contaran más acerca de esta iniciativa, de este libro que construye y brinda posibilidades.
“Shotainá, nació de la mano de un amigo y compañero Andres Cettour. Él daba clases a cinco muchachos de una comunidad Qom de Santa Fe, en un centro de alfabetización para adultos. Les propuso escribir un libro de textos, que ellos se vayan animando a armar, relatando historias familiares, anécdotas personales.
Así fue como nace Shotainá que significa (estoy aquí). Otro de los chicos de la comunidad, que es profesor idóneo, se encargó de acompañarlos en la escritura de los textos en Qom. Las tapas son pintadas a mano por ellos, por nosotras y por todxs lxs que quieran sumarse haciendo ese aporte. Justamente ahora, estamos hablando con un colectivo de artistas plásticas para alcanzarles tapas de cartón y pintura, porque quieren sumarse a una tirada de Shotainá.
Nuestros libros se hacen a mano, uno por uno.
Para nosotras, fue hermoso hacer este libro tan revolucionario para estas cinco vidas.
Es muy difícil para lxs criollxs tomar dimensión de lo que este libro significó para ellos. Viven en una marginalidad absoluta, el libro les permitió venir a la ciudad, conocer personas, música, lugares, comidas, que aún estando a 15……. del centro les era completamente ajeno y desconocido. Y a donde van, se los recibe con tanto amor que es realmente muy gratificante”.
A partir de la venta de los libros, estos cinco jóvenes, pueden empezar a construir sus casas. ¿Cómo fue ese proceso?
Al respecto, Lucila nos cuenta: “Este año, junto Andrés, empezaron a pensar modos de mejorar su calidad de vida, entre varios compañeros y compañeras se hicieron aportes mínimos para comprar herramientas y arrancaron con una ladrillería. Se llegaron a quemar 13 mil ladrillos, pero la logística de la venta con tan pocos recursos se volvía muy compleja. Así fue, como se le da una vuelta de tuerca al proyecto y siendo que ellos viven en casillas de chapa, surge la propuesta de trabajar directamente en la construcción de las viviendas.
Por supuesto que, como para todo se necesitan recursos, desde la Editorial, vendemos los libros con el propósito de poder tener recursos para materializarlas. Ponemos el 100 por ciento de lo que se recauda con la venta, para hacer esto posible. Por suerte, es tanta la gente que se va sumando, que cada venta es un paso al frente para seguir avanzando.
Es muy movilizador para todxs lxs que hacemos Shotainá lo que esta sucediendo, y para nuestra Editorial, fue de un crecimiento enorme. Nos hace muy felices todo lo que está pasando”.
Un hermoso proyecto que sigue creciendo. La idea es multiplicarlo, visibilizarlo y enlazarlo también a otros, como nos cuenta Lucila.
“En muy poquito tiempo, relacionado también con Shotainá y con este mismo objetivo de seguir recaudando, saldrá a la venta el libro de Andres Cettour, “La Canción de Qomlashy” que él, ya editó el año pasado con la Editorial La Hendija, pero esta vez, sería en formato cartonero.También saldrá un libro hermoso de Liliana Alcalao, en mapudungun y castellano, para sumarse a esta movida de Shotainá”.
Las legüeras además, trabajan de manera colectiva con otras personas y organizaciones, están muy ligadas a las comunidades originarias. Sus miradas desde un lugar inclusivo, hablan del amor y de la solidaridad, siempre presente en cada uno de sus gestos.
“En el caso de Shotainá trabajamos con Kiva comunidad, que es un grupo de mujeres de la costa santafesina que trabajan en la biocontrucción. Pero siempre buscamos ensamblar con distintos colectivos. En el caso del libro “Hermanas”, relatos de mujeres Afrodescendientes, trabajamos con la casa Indo Afro Americana. También con colectivos de artistas autoconvocados, que se suman a pintar las tapas.Otro colectivo con el cual trabajamos, es con “Mujeres en actividad”, un grupo de mujeres, dirigido por Elena Moncanda, que salieron de la prostitución y trabajan por la abolición de la trata y la prostitución en nuestra región”.
También hablamos acerca de sus sueños y del futuro.
“Por ahí soñamos con poder formar una cooperativa, que la Editorial, sea una manera de generar puestos de trabajo legítimos para personas que lo necesiten, pero nos vamos dejando sorprender con lo que va pasando. Cada libro que nace, supera nuestras expectativas, tiene vida propia y va trazando su recorrido. Estamos más que felices con todo lo que sucedió hasta ahora”.
Sobre los proyectos que se vienen, nos cuenta Lucila: “Pronto sacaremos a la venta un libro de una poeta santafesina y amiga, la Ceci Rugna, que será de una belleza conmovedora. Para las tapas de los libros, se convocó a mujeres artistas que hicieron verdaderas obras de arte. Es muy gratificante trabajar en la producción de ese libro también. Trabajamos donde hay amor y eso nos da unos resultados maravillosos”.
Ecos de voces ancestrales
“Eso es ‘Shotainaq’ para nosotros,
‘Estoy aquí’ es estar presente y en armonía con las
cosas y los seres. En lo que se refiere este libro a las
denominadas “vivencias Qom”, ¿quién de ustedes tiene
siquiera suficiente seriedad para ellas? ¿O suficiente
tiempo? ¿O fuerza? Tememos que en tales asuntos el
criollo jamás ha prestado atención “al asunto”: ocurre
precisamente que no tiene allí su corazón, ni su tiempo
¡y ni siquiera oído!”
Las legüeras, resaltan la prioridad que tiene Shotaina en este momento, ya que su venta permite que cada uno de los cinco jóvenes Qom, construya su propio hogar.
El entusiasmo, la ternura y el haber leído, una y otra vez, este maravilloso libro, me llevarán a recorrerlo más detenidamente, para contarles la historia, en una próxima entrevista directa con ellos, Ariel Benítez, Cristian González, Iván Lorenzo, Juan Yorqui, Agustín Gómez y con su profesor Andrés Cettour, quien les brindó la posibilidad de acomodar sus alas, escuchó sus ideas y su canto, para armar un libro desde la mirada Qom, lejos de la criolla.
¿cómo se puede colaborar para seguir sumando voces y recursos, para multiplicar este mensaje?.
“A través de las redes sociales en Face Legüera Cartonera o Instagram editorial.cartonera, pueden ver las maneras de acceder a los libros y a nuestro catálogo completo. Lo recaudado en este momento, va para solventar el proyecto de las casitas que son una prioridad”.
Voces silenciadas durante tantos años, por la historia, los gobiernos de turno, la ideología imperante. Y más allá de todo, una apuesta: seguir construyendo lugares, haciendo amigos, estando para el otre, construyendo casitas, confianza y esperanza.
Recordé algo que había leído hace muchos años acerca del “potlatch”.
El potlatch es un vocablo que, en lengua chinook, una tribu de América del Norte, quiere decir “alimentar”, pero alimentar no a sí mismo, sino alimentar a otro. Una lógica que, según Silvia Amigo, “es la de dar regalos para hacerse amigo, para mezclar el alma de unos con la de los otros, a través de los dones intercambiados”. Para que sea un regalo, un don, deberá portar el “hau” del donador, que es el alma, el espíritu de quien da.
Estos libros, llevan el alma de estos jóvenes, de su profesor y de estas mujeres increíbles, que cosen el amor en cada letra.
Un encuentro de almas para seguir estando, para seguir apostando a la ternura, al arte y a la naturaleza, dibujada en el asombro de volver a descubrir el mundo con los ojos de un niñe, con la lengua materna que nos abriga de aquellos que se olvidaron de lo esencial.
Instagram: editorial.cartonera
Facebook: https://www.facebook.com/legueracartonera/
Fuente: https://noticiasancap.org/