hace mucho
la noche doblegó mi espalda
y luciérnagas lloraron solas en la memoria ausente
una vez
el espejo fue aquel cotidiano rostro
tatuado sin lugar para quedarme
una vez
nada fue cierto
hace mucho
la noche doblegó mi espalda
y luciérnagas lloraron solas en la memoria ausente
una vez
el espejo fue aquel cotidiano rostro
tatuado sin lugar para quedarme
una vez
nada fue cierto