Les voy a narrar la historia de un payaso que se hacia llamar “Repollito”. Amaba trabajar haciendo reír a chicos y grandes.
Durante muchos años fue muy feliz actuando. Tenia un sueño a cumplir. Decretó que quería tener su propia casa. La imaginó, la diseñó y la hizo construir. En el parque había una pileta de natación, donde él aprendió a nadar. La cocina era amplia y muy iluminada.
Lo más importante lo tenía en la sala, había varias obras de arte.
Pero lo que más se destacaba era el saco brillante, colorido y muy bonito que usó en la última actuación, cuando se despidió de su público.
Siempre recordaba con nostalgia y placer la vida que había vivido. Disfrutó y sigue disfrutando de su sueño.