La frase pertenece a Juan Perón. Escribí una carta contando que te sugiere esta frase. Tomá como ejemplo: “El año 2000 nos encontrará unidos o dominados” de Federico Vázquez
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El año 2000 nos encontrará unidos o dominados, 60 años después seguimos en eso
El 11 de noviembre de 1953, casi exactamente 60 años atrás, Perón hablaba en la Escuela de Guerra. El documento se volvería famoso porque ahí pronunció la frase célebre “el año 2000 nos encontrará unidos o dominados”, repetida como ironía hasta hace un tiempo y como profecía cumplida desde hace menos. En verdad, esa conferencia tiene relevancia histórica por otras cuestiones: en el típico lenguaje sintético y claro que lo caracterizaba, Perón señalaba las razones estructurales que hacían necesario una integración política y económica en el Cono Sur: “La República Argentina sola, no tiene unidad económica; Brasil solo, no tiene tampoco unidad económica; Chile solo, tampoco tiene unidad económica; pero estos tres países unidos conforman quizá -en el momento actual- la unidad económica más extraordinaria del mundo entero, sobre todo para el futuro, porque toda esa inmensa disponibilidad constituye su reserva. Estos son países reservas del mundo. Los otros están quizá a no muchos años de la terminación de todos sus recursos energéticos y de materia prima; nosotros poseemos todas las reservas de las cuales todavía no hemos explotado nada.”
Era también, la confesión de que ese objetivo no había sido alcanzado: “Más tarde Vargas me dijo que era difícil que pudiéramos hacerlo tan pronto, porque él tenía una situación política un poco complicada en las Cámaras y que antes de dominarlas quería hacer una conciliación. [..] Lo único que hay que vencer son intereses; pero cuando los intereses de los países entran a actuar, los de los hombres deben ser vencidos por aquéllos, ésa es nuestra mayor esperanza. Hasta que esto se produzca, señores, no tenemos otro remedio que esperar y trabajar para que se realice”.
Getulio Vargas había llegado a la presidencia de Brasil en 1950, Carlos Ibañez, en Chile, dos años después. Los dos, al igual que Perón, habían tenido un paso previo por el poder, aunque esta era la primera vez que lo hacían desde el voto. Había, evidentemente, un ciclo político semejante en los tres países. También en la orientación de la política económica, volcada al desarrollo industrial y la participación del Estado. Sin embargo, la integración regional no pasó de las intenciones. El factor clave fue la renuencia del gobierno de Vargas a sellar una alianza concreta que diera inicio a una historia de cooperación, donde había sospechas mutuas y pujas por una hegemonía que no terminaría logrando nadie (salvo, por varias décadas, los Estados Unidos). A pesar de los acercamientos y gestos mutuos, de los emisarios que llevaban y traían cartas y palabras, Perón y Vargas ni siquiera tendrían un encuentro cara a cara. En 1954, el brasileño se pegó un tiro en la cabeza, en 1955 un golpe de Estado terminó con el gobierno justicialista.
¿Por qué fracasó ese intento?
-El ABC (por la sigla de los países involucrados) era un proyecto “secreto”, una maniobra de alta política internacional, basada en la confianza –relativa, además- entre los líderes. La madeja de intereses, y la oposición de los EEUU cuando empezaba la guerra fría hacían que fuera imposible trasparentar públicamente la intención integradora.
-El embajador argentino en Brasil en esos tiempos, Juan I. Cooke (padre del Bebe) decía “¿Quién gobierna Brasil? En estos momentos gobierna el Brasil, en múltiples aspectos, la prensa”. Y la prensa brasileña, así como la elite que se oponía a la política laboral y social de Vargas, señalaba al peronismo como un mal ejemplo para la región. El peligro de la “Argentina sindical”, se decía. Algo parecido al cuco del “chavismo” sembrado por los medios durante estos años.
-En la Argentina de 1950 el proceso político tenía, además de un conductor, un sujeto social claro: los obreros organizados. Brasil venía con atraso. A pesar de los intentos de Joao Goulart (que sería presidente después) desde el ministerio de Trabajo por unificar a los sindicatos e incorporarlos a la política, cuando lo obligaron a renunciar no hubo un 17 de octubre. El ABC no tenía, en Brasil, un sustento social sólido.
¿Dé que nos sirve este pantallazo al pasado que no fue? En que el éxito de un proceso de integración no puede estar sustentado en la buena intención de los presidentes -aunque esto sea también indispensable- sino en una voluntad colectiva, con actores e intereses que empujen en esa misma dirección. Crear un nuevo discurso sobre los vecinos, que anule las visiones maniqueas de los medios concentrados, articular a los actores sociales -de acá y allá- que se pueden beneficiar con la integración económica, productiva, social. Todas tareas que el Mercosur o la Unasur todavía tienen pendientes.
Fuente: Ni a palos