12 poemas de Juan Botana dedicados a su hija

12 poemas de Juan Botana dedicados a su hija

Se trata de los poemas “Muerte a crecer”, “Bolivia”, “Parece”, “Estaba”, “Los tules”, “Malena”, “Formosa”, “Tal vez otra vez”, “Dulce flor de otoño”, “Una flor a escondidas”, “Siete vuelos” y “La Mumi del espejo”.

Muerte a crecer

El mar teje el tiempo dorado por el sol o las olas,

envolviendo azules en la orilla de playa.

Una niña jugaba

en el círculo de espuma que se abría

en dos.

Es el viento o la bruma que agitan

sus sueños de olas gigantescas,

de castillos de arena que vienen de Asia.

Un balde y una pala hacían de anzuelo.

Y el cielo o se esconde o se divierte.

Vertical, como el padre que estaba.

Y eso que está un poco encorvado,

sufre de mareos

y hasta peina canas.

Y no quiere crecer. Y moriría por eso.

¡Si no como se explica una hija tan linda!

Cómo le gustaría congelar el tiempo,

y hundirse de una con ella en la playa.

Detener el cielo.

Acercar el oído a un caracol y el caracol al agua.

Y escuchar océanos,

enjambres de peces,

ballenas gigantes

y por qué no canguros

y hasta incluso jirafas.

Como cuando éramos chicos y nos conformábamos con poco. O imaginábamos todo.

Cuando un pozo de playa nos llevaba hasta Australia.

Bolivia

Yo pongo el corazón

donde me duele

y donde me duele estás vos.

¡Bolivia!

Me pareció escuchar tu nombre

¡Bolivia!, repitió.

Hasta que te nombraran siete veces.

Una tras otra después:

Alina

Catalina

Victoria

Malena

Sofía

Lucila y Paula.

y otra vez Paula tal vez.

Pero antes, sin saber, sin pensar

fuiste Bolivia.

Allí,

donde hasta el miedo llega

                                                                      y te detiene

                                                   -donde mataron al Ché-

Mitad mujer, mitad linterna.

Sueño que flota una luz tenue en la que ve.

Que no entra en una panza,

en la que sobra,

en la que queda,

en la que flota.

En ninguna panza,

una caverna

y en mi sed.

Se mueve.

Una luz interior rodeada por un halo de sombra

la acompaña.

Cuando no hay luz, ella ve.

Con los ojos cubiertos de lágrimas,

entre Góngora y Lezama lima,

entre limón y mandarina.                                                         

¡Ella ve!

No es carnaval, no es feriado.

No es comparsa, ni murga,

ni polacos,

ni mamparas que se rompen al caer.

Ni máscaras.

Ni ventanas que se abren con el sol.

Ni cenizas.

No es, pero ella ve.

Por suerte nadie muere,

ni se excita de más en el apuro.

¿Por qué deberían hacerlo?

Acaso no aprendieron.

En el ayuno.

Nadie ve, pero ella ve.

No hay puna humahuaqueña,

ni apuno ni mareo.

No hay quebrada que la nuble con el sol.

Ni canto boliviano, ni ch’allá.

Ni estrellas en la noche de navidad.

Ni navidad ni fin de año,

ni cumpleaños.

Hay espera.

Es chicha.

Es Checha.

Es comarca.

Es Ekeko que no fuma.

¿Para qué?

Si no es mentira.

Es un baile que se baila con los tres.

Donde ella ve.

Con máscaras que aún están colgadas

en la casa

que se mueven en disfraz

en diagonal.

Hacia ambos lados.

En la pared.

donde ella mira.

Como las muñequitas chinas que juntaba

(o eran rusas)

en lanas tejidas al crochet.

Entre limón y mandarina

las separo,

o los dibujos que calcaba

                                          de una nena

                                                                 que no es

                                                                 que no es.

Lo que no es decir que ya no fuera,

o que haya sido,

por más que esté siendo

en este instante,

en que Bolivia se duerma

                                                            en la que es.

Sordo

era el silencio cuando me lo contaste.

Mudo

su nombre cuando la nombraron

por séptima vez.

Que hasta creí no haber respirado esos segundos.

Las últimas luces

que apagaron aquel capítulo triste de su corazón

                                                                 Butulcof.

Pero no te diste por vencido ni vencida

ni árabe

ni turca

ni judía

y caminaste por sierras interminables

sin aire ni esperanza

desde ese día,

transpirando,

mascando coca,

ardiendo como arena en el desierto

seco de adjetivos

que ni Perlongher pudo,

que ni Perlongher pudo,

que hasta Pedro murió.

Ni Austria-Hungría con sus orientales

ni el lugar aquel donde ella estuvo.

Ni éste

(ni esta copia)

arrastrando un mal recuerdo pero vivo

a la huída de un recuerdo malherido

de una pérdida

que cada tanto te muerde en la garganta

y te lastima.

Te ahoga en el flujo del reflujo.

Pero no hay piel naranja

que pareciera

cubrir su rostro

todavía.

Donde las mariposas revolotean

                                                                        su sonrisa

en un país

donde solo los que soportan el dolor

                                                        pueden vivir o se van

quebrados como flores

                                                   por el peso de sus hojas

las exhaustas madres

pasean a sus guaguas (a salvo ella)

con el rencor que deja el abandono,

“ese vil resplandor que esparcen las estrellas

cuando se caen del cielo y se deshacen”.

La pared de los jardines salpicada

por las gotas de paraíso tras la lluvia,

por los haces de una luz

enceguecida a deshora.

Porque ya estamos grandes

                                                                            pero ves

su sombra entre los párpados de dicha.

En esas noches cansadas

                                            de fiestas

                                                                        carnavales

donde ya nadie pasa

perfume de un amante sin sol

jadeos

drapeos aromatizantes

                                                                               kayak

el desvío de una nube en primavera

vista desde la ventana de una flor.

Y ella escucha la llovizna entre las chapas

y ya no confunde sueño con deseo

y se hace traer su propia voz

su caricia

su anhelo

su cara

su hija

mi deseo

y se acuestan

suavemente en la cuna

las lágrimas de virgen

que dejará libres a la intemperie

por si acaso.

De vacaciones

esperando.

Diciendo que está ahí, que está al caer,

que está por venir,

que llegó tarde,

que la perdonen,

que repartan los regalos,

(que esta vez hay para todos)

que trajo un mar

                           en un frasquito de vidrio

                                                         que desborda mares

Un mar

para una niña boliviana.

No para que sus ojos se conviertan

                                                                        en azules

                                                     -que quizás los tenga-

sino para que le devuelvan

sus ganas de mirar.

Parece

Parece que nos saluda con la mano.

Parece fuerte.

Parece mujer.

Cruza las piernas y después las estira.

No tiene miedo.

Parece mujer.

Que el fémur.

Que el ángulo agudo

o el obtuso indican.

Que abre un ojo.

Que sonríe una sonrisa eterna.

Parece mujer.

Parece que su corazón late muy fuerte.

Parece.

Porque no tienen idea como está latiendo el mío.

Estaba

Estaba

por eso miraba

pero no la encontraba

y entonces soñaba

soñaba que estaba

estaba y no estaba

por eso dudaba

y entonces miraba

soñaba que estaba

en un blanco profundo

de verde hoja seca

de naranja escarcha

de azul a tu lado

de verde manzana

de gris con escamas

golpeando a la puerta

jugando en la plaza

la plaza sin lengua

sin lengua que me habla

me dice al oído

no fueron robadas

las muñecas rusas

que entonces guardaba.

Pero entonces estaba

por eso miraba

pero no la encontraba

y entonces soñaba

soñaba que estaba

estaba y no estaba

por eso dudaba

si no fuera por la pieza

apenas pintada

si no fuera por la ropa

tendida en la cama

soñaba que estaba

colgando en la soga

subiendo a la hamaca

la soga que ahoga

que tensa que rota

que rota el silencio

el silencio que llama

el miedo que estaba

que no terminaba

de soñar un sueño

que no despertaba

ni con agua en la frente

ni con bofetadas

pedir que termine

por eso miraba

las muñecas rusas

que entonces guardaba.

Pero entonces estaba

pero no la encontraba

y entonces soñaba

soñaba que estaba

estaba y no estaba

por eso dudaba

y entonces soñaba:

soñaba

soñaba

soñaba

soñaba

soñaba

soñaba

soñaba

soñaba

soñaba

…. soñaba que estaba

subiendo a la hamaca

tendida en la cama

golpeando a la puerta

un verde manzana

jugando en la plaza

sonriendo a mi ojos

que entonces miraban:

miraban

miraban

miraban

miraban

miraban

miraban

miraban

…. la pared de la pieza

la ropa colgada

las muñecas rusas

que entonces guardaba.

Los tules

Tiene…

la mirada encendida,

la belleza brillo

de mi canto alegre.

Tiene…

Tiene esa suerte, tiene…

el viento en la cara,

suelas de sueño

en el camino,

la nostalgia cubana

de un amor poema que recito.

Tiene…

Tiene esa suerte, tiene…

la que yo no tenía,

mi blasfema llorosa

que no acaba ni reza

entre tules rosas

de esos que corro al verla.

Y las nubes tan altas.

Y ese mar azul de mis ojos grises tan lejos.

Malena

En donde ya no esperás que suceda

En el deseo

En los cuadernos que escriben la belleza

En esa

En la impureza

Malena

En el desvío que desespereza

En la maleza

En el respiro pulmón recién nacido

En el suspiro

  • -Esto no sale de acá-

Malena

Bajo los adoquines

En el cordón que desata el desahogo

En el ahogo

En el aire viciado de la pieza

Respira

Malena

  • -Me exalto-

En la bocanada

más fuerte de su vida

En la mía

En el disparo al pecho que la abrace

En el balazo

En el flechazo

El mío

El de su madre

En el abrazo

Malena

En el ambo

La cofia

En el barbijo

En el entrar arrebatado a conocerla

En ese entre

Entre

-Lo dijo-

Malena

En el llanto

que se deja amanecer

acunando madrugadas sin dormir

En el bostezo

En el mirar

En el reír

De volver a vivir

una tarde a la mañana

Y así

En él así

Malena

En los ojos

que se taparon de lágrimas

secados con su boca

En la mirada glauca

de luces con más sombras

-grises-

En la derrota

En el abrigo

-Te digo-

Fue el destino

En el deber

Un desatino

Malena

En la victoria que narra el desconsuelo

En el suelo

En el consuelo

En el anzuelo

En el pasto tirados, tanto amor

En el corazón

no les entraba la succión de su regreso

En el olor

En eso

En el exceso

Malena

En la puerta

esperándola a Lorena

boqueando en el brillar de los espejos

En el pasillo

En lo dicho

En lo no dicho

En lo ya hecho

En lo no hecho

o

Malena

En lo soñado peor de lo que fue

-Mejor, mucho mejor-

¡Inmejorable!

En lo que fue

No ves. ¿Qué ves?

En el jardín

¡Maleena!

Malena como Malena

Malena como Lorena

¡Maleena!

Encaje de sílabas, de letras

Enjambre

De metonimia, otra vez esa

-¡Qué pesada!-

Cuanta reiteración

en él “En”

en el “Cuando”

En el “Qué”

Esperando a…

En el parecerse

En el perfume

En el quejarse

Malena

-“Te cambio la vida”, dijeron- con zozobra

-Y que pensaban que fue lo que quería-

Allí

En esa herida

Malena

Que algo de la vida cambiara

Que nos sumara otra vida

Que estaba grande la cama

Que sobraba la comida

Que nos ampliara la casa

La vista

La risa

La dicha

En la desdicha

Malena

Las posibilidades posibles

De no llorar a escondidas

Las tizas abandonadas

Las tizas que no escribían

Las acuarelas guardadas

para pintar alegrías

Malena llegó tan clara

Tan dulce

    Tan niña

Tan viva

Tan mujer

Desvergonzada

Tan esperada

Tan inesperada

Que me parece mentira

En el elástico

En la rayuela

En los dados

En los huevo fritos de mi abuela

En la mirada

En las canciones cantadas con mi hermana

En la guitarra

En refugiarnos en la cama marinera

En aquel patronato

En la sonrisa

En la sonrisa de:

¡Maleena!

Malena como barricada

Tan suspendida

Para iluminar el día

con su relámpago azul

Tal si lloviera

Era:

-No me digas que te lo dije

Para mí que se me escapó

Que no quería-

Bajo los adoquines no había

nada

si no insistías

Aros de sal en la almohada

Baba

La ropa recién planchada

Para salir a algún lado

Para salir de corridas

Con el bolso en el ocaso

Para dormir por si acaso

como todos nos decían

Para encontrar una excusa

-Por verte tan Malena-

Para salir a la vida

En el ajedrez

al que extraño

En la bicicleta prestada

En los patines robados

En la pelota perdida

En el escate de plástico

que lastimó mis rodillas

En las charlas con Graciela

En las cartas con Susana

En las canciones recordaba

que abracé con más ganas

Ganas de ser una niña

Una niña que jugaba

en la vereda de casa

tocándole la guitarra

cantándole amaneceres

A dúo

Con la armónica

Reía…

Malena

Decía:

En el río

En la delicadeza de sus dedos

    En la araña de tela que le cuelga

    En el viaje

    En el drenaje

    En la mochila con tul

    haciendo mañas

    En la maraña que la daña

    En las mañas

    Haciendo hipo

    Llorando

    Malena

Ay, que no se enteren los curas que nació

a ver si me la bautizan

ni la derecha

a ver si le hacen creer que el progreso individual nos salva de algo,

en vez de la ayuda mutua,

excepto la solidaridad que tienen cada tanto, rara vez

En esa vez

No está Malena

(Ni en la cana

que se le mete a los chicos en el cuarto

y los asusta

Con el ojo que todo lo controla

Ni en las botas)

Si no siempre (y hasta la victoria)

En el poniente sol

Descendiente en tobogán con escalón

En el calor

Malena

Si no nos desvivimos por ganar

Si no hay campeón

Si nunca hubo

Si no importa si no nos dan, lo conseguimos

Y si no sale, seguiremos

(hasta la victoria aunque no sea)

A ver si le dicen que tener ojos claros o ser delgada es más importante que la libertad, que la rareza

    A ver si le vienen con certezas

    En vez de una amalgama plural de formas

    En la norma

    No está Malena

    (Ni en los juegos de princesas

    Ni en la realeza

    Ni en el lujo)

Ahora es cuando

y no es ahora

Ahora vino en tiempo justo

y a deshora

Ahora desde antes

En el antes

A la vejez

Malena

Cuando un tren te lleva a todos lados

Y su ruido se parece a los latidos

Y el viento sacude un canto suave

-de pájaros-

Las hojas de memoria que se caen

En el espejo amor de una mirada

En un ojo de sonrisa destapada

En la bandada

Malena

En las rodillas

Malena

En la hermosura

Malena

Soñando

Malena

Que te alcanzo

Malena

De sorpresa

Malena

En ese día:

Malena

En esas ansías

Malena

En nadie

En el aire

un barrilete

Malena

En tales

En cuanto tales

En el dolor de panza

En el eructo

En el alba

Malena

¿Qué te parece?

Malena

Con su voz de tango…

Malena

En el laurel

Malena

En la araucaria

En el nombre

En el renombre

El sobrenombre

Malena

    En uno

    En cada uno

     Malena

     En todos

    En la tina

A tu lado

A tu costado

Malena

El veintiséis al final dijo he llegado

-Era ella la que tenía que decirlo-

De diciembre

En el final

Malena

    En el intento

    Malena

En uno

y en cada uno

Malena

En el disco que escuchaba de Mercedes

En Malena a lo Malena

-Muchas gracias-

Malena

Allí

En millones de susurros que salpican

En el recuerdo que transita

Malena

Era:

Levantarnos a acunarla por las noches

Maquillar el insomnio y la pereza

Prepararle la otra cama

en la mañana

en la destreza de cambiarla

Ponerle el huevito para el coche

(o el nidito)

Dormir, no dormir y el roce

-Un sobresalto-

de tanto hacer el mismo recorrido

De tanto ir y venir

ha sido

despeinarse por la brisa que adormece

Comer, limpiarse y enloquece

Subir y bajar de mano en mano

que embriaga su primer beso

en la mejilla

En el cuello su succión avisa

No mucho más y tanto más

A descansar

Malena

Era:

El sueño más grande de mi vida

de una vida gitana en la mochila

La orilla de una noche con su luna

El mar de arena blanca en la valija

El Machu Pichu, Formosa y arrancar

Bolivia

El Chaltén, Torres del Paine en Chile

El Huechulaufquen al que volveremos algún día

Los Alerces

Era…

Viñales, una playa de Cuba, Venezuela

Mendoza,

la muralla China de la China

Praga, Puerto Madryn, Rusia

Ushuaia que nos quedó tan cerca

Chiapas

El norte de Brasil

San Marcos Sierra

En el Quilpo

sin vendaval que nos mueva de la carpa

y nos inunde

A dónde iremos

¿En carpa?,

en aviones, en hostels, en trineo

Malena

Era:

Reir y llorar al mismo tiempo

En un amor desconocido que aparece

En el saber

En el pensar

En educar

¡Que crece!

En el viajar

Hasta el infinito y más allá

Malena

En la caña de los pescadores que no pescan

En una tabla de ski acuático que encalla

En un caballo que salta hacia el vacío

En cocinar

En el hablar

Malena

En un libro que he leído y no recuerdo

En levantarla con los brazos apretados

para no terminar jamás con el poema

-Ya está-

En esta gesta

de pañales guardados desde agosto

En el rostro

En el beso sonriendo en la mofleta

Seis ojos unidos que se abren

Entre las tetas

Malena

En la doblez de un pelo en remolinos

En las manitos que saca de la cuna

En los pies

En las fotos

En las dunas

En los aritos que no sabemos si ponerle

(y sin embargo le pusimos)

En los paraguas de oro japoneses

En los pantalones tan largos que le quedan

Ahí

En lo que sobra

En lo que queda

Malena

Es tanto lo que falta por hacer

Es tanto lo que hay en esta casa

que fue la de María en la vendimia

Los árboles en la vereda

desde niña

-¿En dónde empieza?

-¿Qué?

Lo de Vittorio

lijando la madera de Araucaria

En la tibieza

Lo que termina

Para que entre

El repelente

De un verde claro

De repente

Malena

Como no decirle que la amo

Como no pensar que se lo dije

Que la oculté siendo Marcos

Que la lloré siendo Norita

Que la deseé en el Parece

Que la temí en el Estaba

Que la nombre siete veces en Bolivia

Y la seguiremos nombrando

tantas veces:

Vivi, Didi, Mimi, Tai, Pipi, Triti, Bimbi

Griseldita

Male

Malenita

Mumi

Tatula tatula

¡Malena!

Para resguardar su anonimato en el lenguaje

A quien le cuaje

En el desangre

de un parto con dolor

En la cesárea

Aquí

En el amor

Malena

(Desde los ojos incoloros que todavía no ven

En el cloro

En el apodo

En el asomo

Que miran al oído gritando: “Necesito”

Una voz que ni se escucha en la penumbra

Pariendo colibríes

en el silbido tenaz

de una noche silencia

-¿Quién necesita?, preguntó

¡Shhh!…., que se despierta la nena

-¿El padre o la hija?

-El padre-

Eso está claro)

Malena

-No sabés cómo quería que nacieras-

Formosa

La que llora por las noches

tibia entre mis brazos

La que florece en el jardín

La que no puede dormir

La que espera

La que escucha canciones

en la siesta tarde compañera

La que cuida mis deseos

La que canta y repite balbuceos

La que espera

La que escala la montaña

trepando soledades

La que es roca

La que es piedra

La que lleva mis manos a su boca

La que espera

La que grita

La que agota

La que irrita

La que es lluvia mojada por el viento

La que es siendo

La verdadera nosotros

La que espera

La que imita

La que es otros

atrapando cada beso que recibe

en el exceso

La que vive

La que es eso

La que espera

La que es hiedra

La que riega flores, los colores con su canto

La que es arena

La que es río

La que es mar

La que es rosa

La diferente, cualquier cosa

La que duerme, amorosa

¡Hermosa!

¡Muy hermosa!

La que espera

La que es mate

La que es cueva

La que es sol

La que es calor en el invierno

Al lado mío

La que espera

que se cubra, que se pliegue

que se pinten las montañas de amarillo

La que es brillo

en sus ojos de Graciela

La que está pintada de color

La que es amor

La que es ganas

La que es clara

La que cesa

La que reza sin saber

La que es hada

La que es sed

La que es red

La que es luciérnaga

La que es guía

La que tiene corazones en su cama

La que es hija y es mujer

La que es mañana

La que hilvana

La que es cuento

Barranca, laguna, riacho, bosque

Riachuelo

La que es norte

La que apaga las nubes con su llanto

La que es… cuanto

La que es ropa

La que es sopa

La que es copa

La que es provincia en el venir

Un devenir

¿Quién soy yo para decirte todo esto?

Para describirte lo que sos. Sí, soy tu padre

Sí, te soñé en cada lugar que te busqué

En qué viajé

En los que estuve:

en el Congreso, en Palermo, en Bánfield, en Natales

en Sierra de la Ventana, en Mar del Tuyú, en Florianópolis

en Torres con más fuerza, en Los Cardales

en algunos lugares espirales

que son más, que no me acuerdo

En los rosales

Pero no me hagas caso por favor en esto

Sí, yo no sé. Sí en realidad sos vos la que hoy espera

Sí, yo no fui

Sí, es por amor lo que escribí

Te comparé, te adelanté donde no fui

Sí no conozco Formosa

Se especula con que el nombre Formosa deriva de una locución latina que significa “hermosa” y que habría sido dado por los conquistadores españoles al navegar por el río Paraguay. También puede ser una variante de fermosa (la más hermosa).

Tal vez otra vez

Sintió de cerca

el aroma de tilos

el viento en la cara

la desnudez

                     en su cuerpo

del mar

             la tibiez

los pañales limpios

el puerto en Natales

de Viñales

                  Cuba

Tal vez otra vez

Sintió el latido

de su corazón

                       en mi pecho dormido

un olor conocido

el frío en la panza

de las visitas

                      quizás la kermés

las Torres de Brasil

volver a vivir

Banfield

               Argentina

Tal vez otra vez

Sintió el aire

de campo

                cruzando los dedos

el grito a sirena

el llanto de noche

tocarse el oído

                        mirarse los pies

un paisaje que estuvo

los años soleados

No sé

          sentí eso

Tal vez otra vez

Dulce flor de otoño

Es un repollito

ranita de lago

saltimbanqui didi

mi estado a tu lado

dulce flor de otoño

                               llorando llorando

Llamada en el hombro

pasillo apurado

gaviota que pasa

de morado a blanco

dulce flor de otoño

                               llorando llorando

Es una hermosura

corazón gitano

piel trigeña clara

te fui despertando

dulce flor de otoño

                               llorando llorando

Una flor a escondidas

Despertar de ojos grises

sonriendo la vida

el puño bien alto,

las piernas arriba,

Una risa y un pedo

                               O dos

Una flor a escondidas

sobre mi sonrisa

Como mariposa

buscaba la sombra

de la despedida

días tristes del alma

un olor a alondra

mi mano lavanda

enyoyada en su pecho

Una risa y un pedo

                               O dos

Una flor a escondidas

sobre mi sonrisa

Parecía

que los brazos de la noche

abanicaban su llanto

Nos reímos como locos

-cuanto, cuando-

soñando acunados

mañanas de día

Ojazos de cielo

despegando,

mirando

-tanto. cuanto-

Una risa y un pedo

                               O dos

Una flor a escondidas

sobre mi sonrisa

Golpeó la puerta

un perfume que queda,

con fragancia a lilas

Sillón de mimbre

que cruje,

te hamaca dormida

Del sol cae de pronto

una margarita

en tu body de flores

Una risa y un pedo

                                O dos

Una flor a escondidas

sobre mi sonrisa

Hojas de viento

quebrándose

marcan mi sendero

de huellas visibles

y solté las riendas

de mis ganas perdidas

La boca de viento

arrancó el eructo

-por fin, al fin-

Una risa y un pedo

                               O dos

Una flor a escondidas

sobre mi sonrisa

En una mañana

repleta de flores

En el corazón verano

del otoño fresco

En el viento que sopla

como mariposa

Ahora es cuando

necesito me escuches

-ahora es cuando

y es ahora cuando-

lo que quiero decirte

para que no le hagas caso,

en tal caso,

a lo que quiero que oigas

Escuchá otras voces,

aunque suene más cálida

mi voz conocida

Mi voz dolorosa

y una flor guardada

como margaritas

en un ojal que encandila

Una risa y un pedo

                                O dos

Una flor a escondidas

sobre mi sonrisa

Sentí viajar

sus ojos grises

en los míos marrones

y es cercano el otoño

y te acarician mis besos

como babas de fuego

Hojas secas del viento

que se van chocando

contra las ventanas

y las abren

Inclinado a su cuna

lanzo mis únicas redes

para pescar la ola

de tus ojos de mares

No te pido que cierres

mis ojos profundos

                              todavía

Se parecen tus pies

a los caracoles blancos,

a los berberechos

que juntaba en la playa

Ha venido a dormirte

un volado de sombra

verde agua bordado

volando despacio

como mariposa

Me guardé las ganas

de abrazarte de nuevo

-si igual habrá otras-

y tembló en la noche

su vestido de besos

mientras te dormías

Una risa y un pedo

                               O dos

Una flor a escondidas

sobre mi sonrisa

Nadie nos vio tan cerca

con las manos unidas

en que la noche de azules

se escondía del mundo

A veces a suerte,

como una moneda

de su “patria o muerte”

a lo cubana

que en la billetera guardaba

Un pedazo de sol

en mi andar retenía

Una risa y un pedo

                                O dos

Una flor a escondidas

sobre mi sonrisa

Yo te recordaba

con mi alma apretada

antes que nacieras

de esa tristeza amarga

que escondo y conoces

Porque me viene ahora

tanto amor de golpe

cuando me acerco a mirarte,

a buscarte,

a levantarte,

a dormirte,

a acariciarte,

-cuando, cuanto-

cuando me lo pidas

y te quedas dormida

en mis ojos mirándote

Una risa y un pedo

                                O dos

Una flor a escondidas

sobre mi sonrisa

Como fuera del cielo

tu mar de ojos grises

eclipsó mi luna

Vendaval de noche

enterró las campanas

de mi desconsuelo

Pájaros que revolotean

las amarillas flores

como mariposa

-otra vez-

tirando al olvido,

la soledad envuelta

de sueño y silencio

                               se fueron

como un racimo de uvas

entre mis brazos llenos

cada día se fueron

Una risa y un pedo

                                O dos

Una flor a escondidas

sobre mi sonrisa

Se fueron los pájaros

y con ellos el viento

Me acompañarás

hasta el último grito

de amor que te llame

y ya no respondas

y ya no me busques

Sin embargo correrá siempre

mi amor clandestino

por tus ojos hoy grises

Porque nos habremos visto

tantas veces antes ,

tantas mañanas,

tantas tardes y noches

mirando la suerte

que nos toque vivir

y ya no dolerán tanto

las cosas que mires

-espero, deseo-

ni las mías

Mientras…

Se desviste la lluvia

de tu body de flores

Porque te tengo guardadas:

flores grises,

alondras,

lilas,

caracoles,

berberechos,

puños,

piernas,

libros,

monedas cubanas de su “patria o muerte”,

palabras no dichas,

miradas,

mimbre,

besos en los ojos,

mariposas,

viento,

sombras,

pájaros volados sobre mi cabeza,

bordados,

volados…. Verdes y fucsias

Poemas escritos con tu voz descalza

margaritas

Despertar de ojos grises

sonriendo la vida

el puño bien alto,

las piernas arriba,

Una risa y un pedo

                               O dos

Una flor a escondidas

                               O tres,

O cuatro, o cinco…o seis

-cuantas-

siete, ocho, nueve

Tantas margaritas traía tu body

que ya no me acuerdo,

la flor que tenía,

guardada

para dártela,

donde la escondía

Siete vuelos

De viajar en tus ojos

¿Cómo?

De jugar…

-No me saques los anteojos, que no te veo tan linda todavía-

Por la tarde… ¿Cómo?

Vení, apurate, date prisa

Subí

que la luz es como la del sol hoy día

que te esperamos espejados en la alfombra

¿Cómo?

Trepados. ¿No nos ves?

La mariposa, el Leoncio con su sombra y sus juguetes

el elefante, el gato loco, el sonajero

el libro que da vueltas con sus hojas

el perfume

Todos

el agua en la cascada que ilumina

faltan la Pipi, la teta, faltás vos

el zapallo, el narigudo, tu belleza

-Las ciruelas todavía mejor no-

la mamadera por venir. Es un decir

tapices terciopelo que se enredan

el nestum, la vitina, la maicena

el pollo y las carnes procesadas

las almohadas con tu olor

las sábanas

las peras tan dulces y el Fitz Roy

¿Cómo?

Acá, trepados. ¿No nos ves?

Si está tan claro

el cielo se tiñe de violeta

Siete vuelos de pájaros mezclados

para atrapar en lo alto

las estrellas.

La Mumi del espejo

La Mumi del espejo

no se da vuelta todavía

en sus ojos pestaños gira el sol

rota la Cota otra nada

de madrugada nada

en el reflejo del baño su calor

años esperando este momento lento

mojado en la espuma tibia de su voz

su olor sonrisa de vidrio en el aliento

entre sus brazos respiro

verde de río

nubes de llanto y amor

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